La linaza es una semilla de la planta Linum usitatissimum (lino), un cereal de grandes propiedades nutricionales y beneficiosas para la salud. Contiene ácidos grasos, omega 3, lignanos, vitaminas (rica en complejo B), minerales (rica en magnesio, manganeso, fósforo y tiamina), fibra, entre otros.
Normalmente es consumido en infusiones, pero como aceite vegetal, en tabletas, molida o la semilla entera. La linaza molida se puede consumir en sopas, ensaladas y jugos. Tan sólo dos cucharadas de linaza proveen el 8% de la fibra dietética recomendada, mientras que sólo contienen 74 calorías.
La linaza ayuda a adelgazar, desintoxica el hígado, regula los niveles de azúcar, reduce el colesterol y combate el estreñimiento. La linaza molida se utiliza como un laxante, su calidad fibrosa y aceites grasos ayudan a mantener el sistema digestivo regular.
La linaza además reduce la pérdida ósea, regula la presión arterial, aumenta la inmunidad y lucha contra el cáncer.
La linaza equilibra las hormonas y se le recomienda para el tratamiento de hirsutismo (crecimiento de vello facial o corporal excesivos) y otros desórdenes causados por excesos de testosterona.
Gracias al ácido linoleico y eicosanoides es un antiinflamatorio natural así que combate y previene la artritis, eczemas, asma y condiciones de salud relacionadas con los órganos reproductores femeninos como endometriosis y quistes ováricos.
Debido a sus lignanos combate los radicales libres, aportando al cuerpo sus efectos antioxidantes y anticancerígenos.
Los flavonoides de la linaza ayudan a tratar síntomas de la menopausia como los cambios de humor, bochornos y pérdida de la libido. Además proporciona una mejora general en el estado de ánimo, porque provee de grasas y aceites necesarios para la salud del cerebro. Puede ayudar a la depresión, los trastornos mentales, mejorar la memoria y el estado de alerta mental.
También favorece el crecimiento del cabello sano y el tejido de uñas.
Asimismo se usa como tratamiento para el daño nervioso, en casos de esclerosis múltiple y la enfermedad de Parkinson.
Algunos efectos secundarios de la linaza son la diarrea, gases, naúseas y reacciones alérgicas.