Una forma bastante popular consiste en remojar hojas de mango en aguardiente. Unas 8 hojas dentro de una botella de aguardiente expuesta al sol bastarán. Serán 15 días de fermentación, periódicamente agitaremos la botella para obtener un resultado más consistente. Al tener listo el líquido debemos combinarlo en igual proporción con una taza de agua tibia y aplicarlo a la cabellera en suaves masajes.
Si se prefiere un tratamiento más sofisticado, con el menor uso de ingredientes cáusticos y “sin trucos”, la mejor opción será combinar la paciencia y visitas periódicas al salón, pues recuperar el color natural del cabello será posible en el nuevo cabello. Esta es la opción más saludable e implica un tratamiento hidratante y nutriente del cuero cabelludo. Lo demás es física simple, mientras las raíces de tono natural crezcan, las puntas del cabello teñido se irán cortando. Si hay esmero el cabello podría crecer entre dos y tres pulgadas después de cada visita al salón de belleza, es decir cada tres semanas.
Y si lo que se desea es atenuar el gris de la cabellera por la presencia de las canas, existen productos que afirman funcionar en base a proteínas naturales para generar melanina.