La hepatitis C es otra enfermedad de tipo viral que llega a afectar al hígado causándole una inflamación. A diferencia de otros casos en la hepatitis C se puede llegar a brindar resultados agudos, pudiendo terminar en un caso de hepatitis C crónico. Hay diversas formas por las que una persona puede terminar siendo afectada por este mal, siendo lo más común el haber tenido contacto con sangre de una persona afectada por el mal, también las relaciones sexuales sin protección con gente que ya posea la enfermedad, el compartir agujas con gente infectada, transfusiones de sangre, o casos similares.
Pasando a ver sus síntomas hay que notar que si la infección ha estado bastante tiempo en nuestro organismo el hígado va a terminar con una cicatrización permanente y presencia de cirrosis. Lo que se va a poder sentir es fiebre, nauseas, vómito, fatiga, inapetencia, picazón en diversas partes del cuerpo, ictericia, heces pálidas y orina oscura. Inclusive, como síntomas más fuertes como la posibilidad de sangrado del esófago o el estómago, hinchazón y dolor fuerte en la zona abdominal.