La homeostasis es la capacidad que tiene el organismo para mantener y regular sus condiciones internas estables y relativamente constantes, compensando los cambios en su entorno. Se trata de una forma de equilibro y autorregulación del cuerpo para resistir cambios.
Características
Los mecanismos homeostáticos más conocidos en humanos y otros mamíferos son los reguladores que mantienen constante la composición del líquido extracelular.
Cuando los niveles de las variables son más altos o más bajos que los necesarios, se nombran a menudo precedidos de los prefijos hiper e hipo, respectivamente, como hipertermia e hipotermia o hipertensión e hipotensión.
Todos los mecanismos de control homeostático tienen al menos tres componentes interdependientes para la variable que se regula: un receptor, un centro de control y un efector. El receptor es el componente sensor que monitorea y responde a los cambios en el entorno, ya sea externo o interno.
Los receptores incluyen termorreceptores y mecanorreceptores. Un efector es el objetivo sobre el que se actúa para provocar el cambio de regreso al estado normal.
El centro de control responde a la señal determinando una respuesta apropiada y enviando señales a un efector, que puede ser uno o más músculos, un órgano o una glándula. Cuando se recibe la señal y se actúa sobre ella, se proporciona una retroalimentación negativa al receptor que detiene la necesidad de más señalización.
Tipos y Ejemplos
Regulación, equilibrio y control de:
• Ácidos biliares
• Concentraciones de sodio, potasio, hierro, calcio y dióxido de carbono
• Fluidos
• Nivel de glucosa
• Osmolalidad
• Oxígeno y frecuencia respiratoria
• pH
• Presión arterial
• Temperatura corporal