Cuando vamos hacer nuestras necesidades, muy pocas veces nos preguntamos a que responde el color de ciertas deposiciones. Este post está dirigido a aquellas personas que padecen ciertos problemas intestinales y que presentan heces amarillas en algún momento del año.
Para comenzar debemos decir que las heces amarillas podrían ser ocasionadas por el resultado de bilis sin digerir, es decir, que no ha sido absorbida cuando es llevada velozmente a través de los intestinos. Por esta razón es importante visitar al médico para que nos revise y determine qué tipo de enfermedad o desorden posible puede estar causando que nuestras heces se vuelvan de ese color. A menudo esto responde a una condición del tracto digestivo, infecciones virales o bacteriales y parásitos.
Dentro de las causas digestivas existen muchos desórdenes o enfermedades que se relacionan con el sistema digestivo, que sin duda pueden desencadenar que nuestro organismo reacciones con heces amarillas, sobre todo en adultos. Algunas enfermedades pueden albergar la enfermedad celiaca que es una condición genética o colangitis e inflamación de los conductores biliares, la colecistitis o la vesícula biliar inflamada; también los cálculos biliares, mala absorción o mala destreza para digerir nutrientes de la manera más adecuada y la enfermedad del intestino delgado. Entre otras causas están la inhabilidad de absorber nutrientes durante la digestión y esteatorrea (condición que crea mucha grasa en las heces causando el color amarillo).
Las heces amarillas es una reacción del cuerpo que puede deberse también infecciones virales como la hepatitis o la hepatitis viral. Los parásitos también pueden causarlas, en especial uno llamado “giardia”. El parásito se pega a los intestinos de los humanos y animales. Las personas más propensas a contraer la giardia son los niños y los trabajadores que están a su cuidado, pues este es trasferido mediante el desecho de los pañales. En caso esto se presente es aconsejable visitar al médico que nos dé el tratamiento adecuado, los síntomas son: diarrea, fiebre, inflamación intestinal y síntomas parecidos a un resfriado.