La chía o salvia hispánica es una planta herbácea de la familia de las lamiáceas que ha sido durante siglos un alimento básico en las culturas mesoamericanas. Florece entre julio y agosto y se cultiva, sobre todo, en México, Guatemala y Bolivia.
La chía tiene una gran concentración de proteína, calcio, boro, potasio, antioxidantes, hierro, omega 3, magnesio, manganeso, cobre, niacina y zinc.
En comparación con otros alimentos tiene 2 veces más de proteína que cualquier semilla, 5 veces más calcio que la leche, 2 veces la cantidad de potasio en los plátanos, 3 veces más antioxidantes que los arándanos, 3 veces más hierro que las espinacas y 7 veces más omega 3 que el salmón.
Sus semillas tienen una serie de propiedades y beneficios para la salud como regular el azúcar en la sangre, regular el intestino, ayudar a la pérdida de peso, brindar energía, fuerza y resistencia. Además ayuda a controlar los niveles de colesterol y la tensión arterial, mantener la buena salud cardiovascular, mejorar el sistema nervioso e inmunológico y favorecer al desarrollo muscular y la regeneración de tejidos. Asimismo mejora la actividad cerebral y ayuda a los problemas emocionales.
El sabor de las semillas de chía es suave y agradable y se pueden usar en todo tipo de recetas, salsas, panes, postres y batidos.
Las semillas de chía secas se abultan en el estómago dejando una sensación de saciedad. La chía reduce los antojos y nos hacen sentirnos llenos más rápido. De manera que para perder peso, solamente debemos agregar las semillas en las ensaladas o la granola. También se puede incorporar a panes, galletas o barritas energéticas.
También se puede utilizar gel de chía. Para hacerlo debes de mezclar 1/3 taza de semillas de chía con dos tazas de agua. Hay que dejar que la mezcla se asiente durante 10 minutos, y luego debemos refrigerarlo, y podemos mezclarlo con batidos, aderezos y yogurt.
Otra alternativa es moler las semillas para el café.