Los primeros cambios físicos que sentirá una persona con anemia tienen relación con el cansancio de manera repentina, como si el individuo se encontrara en un estado constante de debilidad que no le permite realizar de manera común sus actividades diarias. A esto hay que agregarle otros síntomas como la presencia de mareo y dolores de cabeza, así como también una pequeña dificultad para poder respirar y en la piel la notoriedad de una palidez poco común. Así mismo también esta presente la anormalidad en el ciclo menstrual en el caso de las mujeres y la pérdida del líbido por parte de los hombres.