El verano está a punto de caer sobre esta parte del continente y muchas personas ya comienzan a proyectar para esta temporada y ponerse al día con las dietas y ejercicios para tener el físico soñado, pero no solo está en juego lo superficial sino también la buena alimentación dirigida a las expectativas de vida saludable. En este post conoceremos de qué va la dieta alcalina y si vale la pena tomarla en cuenta para incorporarla a nuestros hábitos alimenticios.
La dieta alcalina es una dieta de desintoxicación que consta de un grupo de dietas que se siguen para reducir peso y se basan en la teoría de que ciertos alimentos influyen en la acidez de los fluídos corporales, tales como la orina o la sangre y que pueden ser utilizados para tratar o prevenir diversas enfermedades.
La acidez se puede medir a través del pH que hay en el cuerpo. La relación homeostática “ácido-base”, es decir la regulación del estatus ácido-base en el cuerpo, se ha estudiado por muchos años a pesar que la medicina solo se ha concentrado en cambiar la acidez de la orina.
Comúnmente esta dieta se centra en evitar el consumo de carne roja, carne blanca, queso y granos de manera que la orina sea más alcalina (Que tenga el pH elevado). Si se puede cambiar el ambiente de la orina también se pondrá prevenir futuras infecciones urinarias y cálculos renales.
Este término también es acuñado por aquellos que practican la medicina alternativa y utilizan la dieta alcalina con el propósito de prevenir enfermedades como el cáncer, problemas cardiacos y tratar de ayudar a los bajos niveles de energía. En la actualidad estas declaraciones aún no cuentan con un sustento médico fuerte lo que genera una serie de suposiciones en torno a la función de las dietas alcalinas que son contrarias a los conocimientos de la fisiología humana. De esta manera se evita todo tipo de alimento derivado de la carne vacuna, pollo, queso, pescado, huevos y granos.