Cuando se hace referencia a TDA se habla del Trastorno por Déficit de Atención, el cual pese a ser sufrido por un porcentaje marginal de niños y adultos (5-8% en los primeros y 2-4% en los segundos) ha sido material de estudio clínico constante en el transcurso de las últimas décadas. Su nombre puede darnos una referencia muy amplia de frente a lo que estamos aquí, siendo un trastorno donde se encuentra una gran deficiencia atencional, lo cual se caracteriza por la poca capacidad de orientación y mantenimiento de la atención.
El nivel de carencia de atención puede presentarse de forma ligera o severa dependiendo de cada persona, el cual se puede notar también por la presencia de conductas de tipo impulsivas, cambios emocionales que denoten inestabilidad, incapacidad por presentar quietud motriz, y claro, los momentos de atención breves. El TDA se hace mucho más presente más que nada cuando el individuo se encuentra en medio de actividades que no generen mayor atractivo o novedades, estando también ausente el esfuerzo mental en estos casos. Es por esto que muchos jóvenes al estudiar no cuentan con la posibilidad de tomar atención a las clases de forma completa, pasando constantemente a distraerse, si bien esto no es señal exacta de presencia de TDA, en algunos casos constantes sí puede significar ello.